domingo, 21 de diciembre de 2008

Navidad.

No solo es por principios, por considerarse uno anticonsumista y esas cosas, es que eso de ser felices a la fuerza en unas determinadas fechas me jode bastante.
Que se lo digan a los cientos de familias que viven agobiadas por la hipoteca, y acechadas por el desempleo, que no van a poder satisfacer todos los deseos que nos inyecta la publicidad en estos días. Que se lo cuenten a los miles de niños huérfanos en Irak, Afganistán, Gaza o a los que mueren de hambre en tantos otros sitios.
Lo reconozco, soy muy desconfiado, nunca he creído en los reyes ni siquiera en los magos, quizás porque demasiadas veces hemos visto que los que llegan de oriente lo hacen en patera y los llamamos inmigrantes.
Creer en cosas que no existen de pequeños nos pasa factura cuando somos adultos, empezamos tragando que consumir determinado perfume o marca de ropa aumentará nuestro atractivo sexual, y acabamos creyendo que existen la justicia, la igualdad y los derechos humanos en el mundo.
Espero saber educar a mis niños enseñándoles que la felicidad no esta en los juguetes que dice la tele, que los buenos sentimientos no se venden en los centros comerciales, y que la imagen de Papa Noel cargado de bolsas del Corte Ingles no representa ningún espíritu navideño.
Espero aprovechar estas fiestas para estar más tiempo con ellos y con el resto de mi familia, consumiendo tiempo, buenos ratos y mucho amor.
Y les deseo a todos los que leen estas chorradas que a veces escribo que sean muy felices estos días y el resto del año, aunque no siempre haya tantas luces en la calle.
No soy creyente, pero si lo fuera, soñaría con que el niño Jesús, ese que nació pobre en un pesebre, manda un mensaje el día de navidad a todos los niños del mundo, también a los que fabrican los juguetes en China o Taiwán en condiciones de semiesclavitud, diciéndoles: No en mi nombre.

Juan Manuel Mancebo Fuertes
jmanceb@gmail.com
diciembre 2mil8

Navidad.

No solo es por principios, por considerarse uno anticonsumista y esas cosas, es que eso de ser felices a la fuerza en unas determinadas fechas me jode bastante.
Que se lo digan a los cientos de familias que viven agobiadas por la hipoteca, y acechadas por el desempleo, que no van a poder satisfacer todos los deseos que nos inyecta la publicidad en estos días. Que se lo cuenten a los miles de niños huérfanos en Irak, Afganistán, Gaza o a los que mueren de hambre en tantos otros sitios.
Lo reconozco, soy muy desconfiado, nunca he creído en los reyes ni siquiera en los magos, quizás porque demasiadas veces hemos visto que los que llegan de oriente lo hacen en patera y los llamamos inmigrantes.
Creer en cosas que no existen de pequeños nos pasa factura cuando somos adultos, empezamos tragando que consumir determinado perfume o marca de ropa aumentará nuestro atractivo sexual, y acabamos creyendo que existen la justicia, la igualdad y los derechos humanos en el mundo.
Espero saber educar a mis niños enseñándoles que la felicidad no esta en los juguetes que dice la tele, que los buenos sentimientos no se venden en los centros comerciales, y que la imagen de Papa Noel cargado de bolsas del Corte Ingles no representa ningún espíritu navideño.
Espero aprovechar estas fiestas para estar más tiempo con ellos y con el resto de mi familia, consumiendo tiempo, buenos ratos y mucho amor.
Y les deseo a todos los que leen estas chorradas que a veces escribo que sean muy felices estos días y el resto del año, aunque no siempre haya tantas luces en la calle.
No soy creyente, pero si lo fuera, soñaría con que el niño Jesús, ese que nació pobre en un pesebre, manda un mensaje el día de navidad a todos los niños del mundo, también a los que fabrican los juguetes en China o Taiwán en condiciones de semiesclavitud, diciéndoles: No en mi nombre.

Juan Manuel Mancebo Fuertes
jmanceb@gmail.com
diciembre 2mil8

lunes, 8 de diciembre de 2008

El puente de la Inmaculada-constitución.

Ya pasó.
Unos merecidos días de fiesta para la mayoría, pero también de demasiado trabajo para algunos, como por ejemplo los jueces de guardia que han tenido que acudir a las carreteras en demasiadas ocasiones, o los empleados de los centros comerciales que abrieron este domingo para que no se nos olvide eso de consumir por demasiado tiempo.
El que más y el que menos se ha permitido una escapadita, o alguna comida fuera de casa, y seguro que muchos otros se han pasado más horas de lo habitual delante de la tele, evitándose los atascos y excesos gastronómicos de estas fechas.
Pero lo que casi nadie ha conseguido esquivar estos días han sido las noticias, reportajes, películas o debates dedicados al aniversario de nuestra constitución.
En telediarios, periódicos, suplementos, documentales y programas de radio de estos días se han oído referencias a la efeméride, anécdotas, entrevistas y alguna que otra fanfarronada.
En internet, todos los diarios digitales, listas de correo y foros políticos han hecho referencia a la constitución del 78, y es bastante fácil acceder a toda la información relativa al referéndum y a la constitución, con textos y videos, en el todopoderoso google o en la generosa wikipedia.
Lo que nadie va a encontrar, porque no existe, es algún video de nuestro jefe de estado, el rey Juan Carlos, jurando la constitución de todos los españoles.
Seguro que la constitución contribuyó a la paz y convivencia en nuestro país, seguro que fue vital para la transición, y seguro que es mejorable en algunos aspectos y aceptable en otros muchos, pero también estoy seguro de que podíamos encontrar una fórmula de avanzar hacia el futuro con una constitución que no otorgase privilegios como jefe de estado a nadie por su ADN, su sexo, o su linaje, que además no ha sido elegido por los ciudadanos.
Efectivamente, y esto va por los columnistas, contertulios y políticos que parecen olvidarlo, Don Juan Carlos I rey de España, no fue elegido por los españoles al votar la constitución de 1978, sino por el general Francisco Franco en virtud de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado del 26 de julio de 1947, donde fue propuesto como su sucesor a título de Rey, propuesta ratificada por las Cortes Españolas en julio de 1969, ante las que el 22 de noviembre de 1975 tras la muerte de Franco prestó juramento de guardar y hacer guardar las Leyes Fundamentales del Reino y los principios que informan el Movimiento Nacional.



En el 78 lo que se votó fue un sistema político que establece la monarquía parlamentaria como forma de gobierno y a su descendencia (con prioridad masculina) como herederos de este título.
Total, que hemos elegido un ADN a perpetuidad como jefe de nuestro estado, independientemente de la capacidad de su futuro portador.
Si hemos madurado como país democrático, si hemos superado la transición, ¿por qué tenemos una jefatura de estado elegida por Franco, con carácter vitalicio y hereditario, y con prioridad masculina?
¿Tiene alguien alguna respuesta?
Juan Manuel Mancebo Fuertes
jmanceb@gmail.com
www.bobastro2.blogspot.com